Reflexión sobre las redes sociales

Esta misma mañana os hablaba de cómo las tecnologías que nos rodean influyen en nuestras vidas. Bien, pues me he encontrado con el siguiente vídeo, y me gustaría compartir mis ideas con vosotros.

Os comentaba esta mañana, que la tecnología nos ha influido de manera positiva en cierto modo, para avanzar. Pero también tiene su lado oscuro, por así decirlo: nos hemos aprovechado de ella, y siento que cada vez nos estamos volviendo mas "tontos". Nos estamos consumiendo por la tecnología, estamos dejando en manos de ella todo nuestros esfuerzos, méritos, inteligencia y sabiduría. Cada vez son más comúnes los robots que limpian, que cocinan,  que sienten... rebobinemos, ¿robots que sienten? Sí, hoy en día ya existen robots que nos responden, nos hacen compañía y que están programados para "sentir". Y digo yo, ¿cómo es eso posible?
Poco a poco, estamos dejando nuestra inteligencia en manos de ellas, y son menores los esfuerzos de la humanidad. Cada vez nos cuesta más hacer las cosas por nuestras propias manos, hasta el punto en que nos olvidamos de como se hacían.

Centrándonos en el vídeo, nos da la oportunidad de ver cómo y de qué manera las redes sociales forman parte de nuestras vidas. Todos esos "amigos" que tenemos en Facebook, esos "me gusta" que recibimos como halagos... ¿qué son en realidad? Nada.
Confíamos en que los "me gusta" del Facebook significan el "¡qué bien me caes!" o "¡qué guapa te ves hoy", nada más lejos de la realidad. ¿Dónde han quedado esos abrazos, besos, miradas, guiños...? Esos sí que llenaban de verdad. Por eso digo, que cuando decimos que la tecnología nos ha echo evolucionar, creo que es sólo una parte de la realidad, porque por otra parte, algunas veces desearía no haver avanzado tanto.
¡Ya no somos capaces de estar tomando un café con una amiga sin haber mirado el móvil por lo menos durante 10 minutos! Qué triste realidad... valoramos más lo que está ahí fuera, sin darnos cuenta de que lo más importante en ese preciso instante es a quien tenemos en frente, porque esa persona nos esta regalando algo que nunca recuperará: su tiempo.